domingo, 14 de enero de 2007
Andrés,
Esta será mi última carta. Me temo, mi secreto amigo, que de no ser así te cause mi persona mucho más daño del que te he podido causar. En fin, quería que supieras cuán mala soy en realidad, y para esto tendré que confiarte solo dos secretos más, que sé que llevaras contigo lo más lejos que tu cuerpo te permita. Primero, he de admitir que fui yo la que convenció a Luzil para que hablara con él antes de desaparecer. Y segundo, que fui yo quien quemó el acta de Sylvia. Ambos secretos te pareceran inocentes inicialmente, pero presiento que algo de mi astucia se te ha de haber contagiado en lo que llevas en conocerme. De ahí que estoy segura que algun dia descubrirás su potencial. Sin más palabras, he de terminar diciendote donde podrás encontrarme:23, Mount Serrat
Adios, Magda J. Tromph
Etiquetas: historias
jueves, 4 de enero de 2007
Es triste que esto sea lo que veamos al voltear los ojos al cielo. ¿No? Talves sería heróico que alguien llegara de la nada a cortar esos cables pero sería tachado de idiota al mismo tiempo... dejaría a almenos una buena parte de la colonia sin luz.
Este transformador está afuera de mi casa, la tomé un día que me dejaron afuera jajajaj. En fin no se que cavilar sobre esto, por una parte esos mugres cables no me dejan ver el cielo y por el otro permite que la mugre laptop se cargue y yo pueda estar escribiendo esto... ¿irónico? Pues si... Talves todo sería mejor si no tuvieramos nada, asi no habría porque preocuparse por tonterías materiales. Esto me recuerda a San Francisco de Asís, les recomiendo enormemente leer EL MENDIGO ALEGRE de Luis de Wohl, es la biografía novelada de San Francisco. Atte. Se los recomiendo porque estoy picadísima con el libro jajaj.Etiquetas: Cavilaciones
miércoles, 3 de enero de 2007
Ahora se como contarles una historia. Esta es acerca de una mujer que no se daba cuenta de que con su deseo de ser original estaba siendo igual de humana que todos los demás.
(Conste que es mujer para no fastidiar a los hombres y que no me tachen de feminista o cualquier otra forma de discriminación) Un martes, por no ser otro día, una mujer decidía su futuro. Quería comprar una idea que nadie más conociera. Llegó así a un almacén de filósofos y comenzó a observar las ideas que cada uno formulaba.
Etiquetas: historias
;;
Subscribe to:
Entradas (Atom)